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miércoles, 30 de junio de 2010

Otra de sombras (Con amor para José)

Estoy flotando en la apacibilidad de un cuerpo en vacaciones, que acaricia con su espalda una colcha ya con arena de playa. El fresquito entrando por la ventana y mirando la inmensa pared verde y el espejo deformante...no sé si soy yo entera o por partes. Me explico: ayer fui manos y piel...tacto...fui tacto dulce y áspero y húmedo y seco. Fui arena y sol, playa y cosquillas...una fuerte e irresistible tentación de cosquillas...vivas y desternillantes. Hoy he sido ojos... ojos que reclaman atardeceres y anocheceres... y pará qué hablar de la obsesión de los amaneceres...Ojos...Que han lubricado el desierto de mis mejillas con los adioses...nuestros adioses... Suena a agua, la fuente de abajo que corre y corre...será que ahora soy oídos...Aunque no soy casi nada...es como si flotara en esta pura y amada horizontalidad...en esta pesca de musarañas (con queso de bola, siempre pesco con queso de bola...), en esta marañana de pensamientos intermitentes que van y que vienen. Si fuera de día estaría viendo el Tyndall a través de la ventana, como es de noche me fijo en las sombras. Y hete aquí que vuelvo a llegar al problema de las sombras. Hoy las sombras son sombras vivas. Me explico: de repente soy memoria y me recuerdo mirando a una pared. No es raro. De hecho en el tiempo presente estoy mirando una pared. Pero esta vez recuerdo que estoy obligada a mirar a la pared y veo sombras.
Es una pared de piedra, una gruta o carvena (sí una caverna, esa es la palabra, caverna). Son sombras de fuego y están vivas...y me imagino los hombres que las proyectan y juegan con ellas...los niños (porque en verdad son niños los que juegan con la luz) y quiero ser como ellos. Pero no sé cómo son ellos, porque desde que los vi yo los he creado, les he dado un nombre (niños) y una ocupación (jugar). Me gustaría volver la cabeza y ver cómo son en realidad y preguntarles si ellos también me han creado a mí en un intento de romper las barreras que nos separan. Me pregunto por qué no puedo salir de la cueva. Y decido romper mis ataduras. Pero soy muy poquita cosa, así que tuve que esperar a que el tiempo las desgastara.
Me volví y miré. No eran niños ni estaban jugando. Unos hombres, prematuramente envejecidos...cansados muy cansados... se dedicaban a proyectar las sombras. No sonreían. Ni sus labios ni sus ojos, ni su tacto. No jugaban. Ellos también estaban encadenados, obligados a mostrarnos el mundo que querían que viésemos. No lo pensé. Me senté en mi roca, y decepcionada volví a mirar a la pared. Prefería el mundo que yo había creado...con niños y juegos...Mis sombras...quería mis sombras...

Y de nuevo intangencia...a parte de memoria he debido ser subconsciente...lo sospecho por una gran mancha de baba en el cojín. Miro de nuevo las sombras que proyecta mi flexo, las verdaderas, la sombra de la trompeta de Juan y mi dromedario de peluche. Estoy determinada a ser ojos. Pero no veo nada. No hay nada. Nada que se pueda ver. Quizás el subconsciente me hablara de amor...de cómo creo a las personas a las que amo, gracias al fuego... Pura fantasía...Quizás me hablaba del despertar de los sentidos a la vida (que luego nos manipulan y nos engañan) Quizás solamente evocara un mito que siempre recreé como quise...y siempre quise recreearlo con la humanidad con la que él siempre hace las cosas. O hacía las cosas.
Reinventar la caverna...de nuevo...en su honor...Como reinventó a Caín, a Cristo, a la ceguera, a la lucidez o a la mismísima muerte y sus intermitencias.

Ahora sí que soy memoria y alma, literatura si es que puedo llegar a serlo. Miro al techo y me lamento haber tardado tanto en recordarlo. En hacerle homenaje.

Ahora soy boca y muda. Porque el mundo ha perdido una de las pocas bocas que seguía luchando por la sociedad. Hasta el fondo.

Ojalá su final hubiera sido como el mejor de sus finales. "(...). Al día siguiente no murió nadie."

[No le destrozo a nadie nada, lo grande es lo que dejo en puntos suspensivos]

Por siempre y para siempre, de parte de un mundo que seguro nunca te olvidará.
Para José Saramago.

viernes, 4 de junio de 2010

Fiat lux

Dicen miles de mitos sobre la creación del mundo que de barro fuimos hechos...

Estaba el alfarero haciendo hombres y mujeres de barro. Cantando...mezclaba sones nuevos en un mundo imperfecto e inacabado... Como imperfecto e inacabado era su conocimiento del barro, que acababa de empezar a usar. No sé si lo habreis intentado alguna vez pero los primeros intentos...son siempre desastrosos (muchos sabeís mi increíble experiencia de infancia y las clases de modelaje). El hecho es que andaba un poco desanimado porque las personas le salían con poca pinta de persona, de hecho no les salían con pinta de nada... Al final pensó que no le vendría mal un torno... y puso el planeta a girar. Ahí nacieron la noche y el día. No lo había planeado y le sorprendieron. Pero era bueno. Y se sintió orgulloso.

Era un desordenado, como buen artista bohemio que se precie. Así que amontonaba los esbozos imperfectos unos sobre otros...y de ellos surgían a veces montañas (si el barro estaba duro) o desiertos...La tierra entera, en resumen... así que acabó desperdigando esa esencia de barro por cada esquina, por cada valle, por cada estrella...Eran trocitos de hombres...nuestra misma esencia...y eran buenos.

Sus dudas se multiplicaban, y el estrés crecía, ¿sería verdad que no servía para crear seres con vida? Había días en que pensaba en tirar la toalla...otros cantaba y trabajaba mañana y noche, sin descanso... su sudor y sus lágrimas impregnaban el barro, formó ríos y mares. Y de sus suspiros y resoplidos se crearon los vientos... Pura suerte, pero era bueno y bello.

Un buen día...no recordaba él bien cuándo... tenía unos seres algo feos pero no estaban del todo mal. Empezó a imaginarlos haciendo maravillas, poblando sus casualidades, viviendo en paz, compartiendo con él tardes de juegos de mesa y almuerzos de domingo. Porque se sentía solo...muy solo...por eso los creó, a su imagen y semejanza los creó. Imperfectos y desordenados los creó.

Los tenía sobre su mesa de trabajo dispuestos en fila, uno detrás de otro. Cada uno diferente como todo trabajo artesanal. Y él seguía soñando con a dónde llegarían, qué buenas creaciones serían, y miles de cosas más. Así, distraído...soñando...los metió en el horno y sonrió...al fin algo que valía la pena...

Se fue a dar un paseo y a tocar la guitarra que hacía varios días que ni siquiera la sacaba a que le diera el aire. Tan satisfecho y feliz como estaba se le pasaron las horas sin que se diera cuenta. Cuando llegó, el barro se había hecho pedazos...

Nadie puede entender cómo se sintió en ese momento...cuando todo su trabajo se fue a pique. Los miraba si poder creérselo...chamuscados y rotos.
Mucho tiempo estuvo tirado en su hamaca, mirando al cielo...haciendose preguntas...martirizándose.
Lo volvió a intentar... conciéndolos durante menos tiempo...pero explotaban...explotaban. Y si sólo los secaba al sol no resistían a la lluvia. Tenian que cocerse pero no sabía cómo.
Con cada intento fallido...su corazón se iba haciendo pedazos...y él cada vez se sentía más pequeño. No sólo se rompían los no-humanos sino que era él mismo el que se rompía en mil y se desperdigaba entre los fragmentos de barro.

Un día, cansado de los humanos, estaba haciendo un botijo, así tal cuál, ya que tenía bastante práctica y le salían muy bien. Y como cada día hacía preguntas y las lanzaba al aire. No sabía por qué los botijos no estallaban si sólo eran un trozo de barro hueco... y esa palabra...hueco...resonó entre las montañas y los valles. Rebotó en el fondo del botijo y le golpeó en la cara. Algo así como zas en toda la boca. Y lo vió claro... se le había olvidado ahuecar a las figuras...

Así con barro reutilizado para no gastar demasiado, volvió a hacer las figuras en las que ya era un experto, las abrió por la mitad y las dejó vacías por dentro. Luego unió los pedazos y las coció. Esta vez no explotaron... quedaron unas figuras más sólidas aunque frágiles a los golpes. El barro del que estaban hechos estaba impregnado en ansiedades, en preguntas, en trozos de su propia alma... es decir, que estaban vivos... Había conseguido hombres con vida. Pensó que era bueno y se fue a descansar.

Y aquí estamos, nosotros, llenos de preguntas y ansiedades. Hechos de la misma esencia de la tierra, incendiados por un fuego que nos solidifica y mantiene nuestra forma. Frágiles, huecos. Buscándonos las maneras de llenar nuestros vacíos. Los unos con los otros. Sociales. Diferentes y complementarios. Nosotros, los imperfectos, los desordenados. Un dios en cada hombre. Alfareros que crean, que rompen, que queman, que explotan, que aprenden, que cantan, que lloran, que crean, que rompen y que se rompen...que dan la vida y que la quitan. Nosotros, los imperfectos, los desordenados. Hijos del barro, del fuego, de los suspiros. Causa y efecto del "hágase la luz".

La creación según una noche de primavera.

Porque si somos barro. Porque si nos sentimos Tierra...Deberíamos mancharnos las manos y reparar las rendijas que nuestra imperfecta y desordenada raza ha infligido en nuestra frágil estructura...