Páginas


jueves, 10 de febrero de 2011

De la viabilidad de Gregorio Samsa

Una luciérnaga vuela tenue por mi habitación y la sigo con la mirada. Gira, revolotea, se define, se difumina. De una forma u otra me voy vaciando de tantas tensiones de un rápido día. Y giro, revoloteo, me defino...y acabo difuminándome entre luces y sombras inventadas. Abro los ojos y me veo frente a un taco de folios insondables que con descaro me amenazan...y cierro los ojos y me veo transitando por una camino infinito de pueblos pequeños...no tan blancos como los del sur...de sonrisas luminosas que se definen, que me definen...

Cuando me despierto se ha obrado en mi la metamorfosis...ya no me importa que los folios estén repletos y mi mente en blanco...Ya no soy como los otros...de repente soy un insecto enorme a quien nadie comprende y sin embargo hago lo que nadie pudo: me elevo...trepo por las paredes...ingrávita, surco mi habitación más allá de las leyes de la física.

He cruzado los límites de lo viable (estoy más allá del camino que definen como transitable)... Empiezo a ser un monstruo para la sociedad...sociedad que si sigue señalando...va a quedarse sin zapatos...Somos insectos con alas...Bichitos de luz...Delirio de los sentidos...

Soy una luciérnaga que vuela tenue por mi habitación. La ciudad duerme, las calles duermen, los semáforos enferman de soledad. Miles de insectos llenamos con nuestra luz nuestras respectivas celdas. Es inviable que salgamos a la calle. Nosotros los diferentes. Los Gregorios Samsa.

Cuando cierro los ojos, despierto y veo como millones de "monstruos" nos encerramos bajo nuestros diversos disfraces, luchamos por apagar nuestra luz. Negamos nuestra metamorfosis y mutilamos nuestras alas. Todo porque una minoría de cucarachas nos señalan con el dedo.

Y aquellos locos, que no son capaces de disfrazarse o lo mismo no quieren o no saben como apagar su luz, acaban siendo inviables en este mundo que muta irremediablemente hacia la pérdida de las emociones.

Abro los ojos, cierro los apuntes. Saco la Metamorfosis para asegurarme quienes eran en realidad los monstruos... Me quedo tranquila, como recordaba, los verdaderos monstruos...fueron aquellos que no soñaron y despertaron distintos, los que no transmutaron y se quedaron señalando con el dedo o fingiendo compasión. Las cucarachas...se planteaban la dignidad y la viabilidad de Gragorio Samsa...


[Una luciérnaga vuela tenue por mi habitación y la sigo con la mirada. Gira, revolotea, se define, se difumina. De una forma u otra me voy vaciando de tantas tensiones de un rápido día. Y giro, revoloteo, me defino...y acabo difuminándome entre luces y sombras inventadas.]