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viernes, 21 de enero de 2011

Dejándome volar escribí...

En la soledad de estas arenas me revuelco, desprovista de pieles, desprovista de ojos...párpados caídos tras la exhaustiva tarea de pensarte, de verte amanecer en playas donde nunca amanece.

En la desprovisión de estas soledades me enareno, girando sobre los goznes de mi centro (si es que tengo centro) procreando huellas corporales en la orilla de mares lejanos donde nunca amanece.

En las arenadas huellas solitarias que dejo tras mis gestos (mi discurrir de frente, de espaldas, de costado..., atemporalmente) crecen sueños.

Mis sueños de alas que compartí contigo en castillos en el aire, junto a orillas donde amanece.

Así queda poblada esta arena, desprovista de soledades, germinada de sueños y pieles y ojos. De tus sueños, pieles y ojos, de castillos en el aire.

Me pongo en pie y observo. No sé hacia qué lado de los horizontes está más cerca. Bajo mis pies quedan las huellas de tu ausencia, de tu presencia.

En la soledad de estas arenas vuelvo a revolcarme y a soñar alas.
Alas que me lleven a girar y llenar de huellas la soledad de tus arenas.

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