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miércoles, 2 de marzo de 2011

Teorías sobre la flotabilidad I

Nº1 POMPAS DE JABÓN

Un aro pequeño, del tamaño de una moneda aproximadamente. Un poco de agua con jabón. Un poco de aliento cargado de esperanza. Y se hace la magia. Algo que estuvo dentro de ti, tu aire ahora decorado con una película multicolor, cambiante, que fascina los sentidos...flota. Una parte de ti flota... magia...flota.

Si cierras los ojos puedes sentir una parte de ti suspendida en el espacio, si los abres puedes ver como la vida se puede tornar de colores, puede ascender, planear, fascinar, crear ilusiones, y de repente sin saber por qué estallar, salpicando a lo que esté cerca.

Para flotar un cuerpo tiene que ser menos denso que el líquido o gas en el que flota. ¿Nos fascinan las pompas de jabón porque son aún más ligeras que el aire? O quizás por ser de la materia de los sueños...tan liviana, tan bella, tan frágil. De la materia de la felicidad... que transforma los contornos, embelleciéndolos y encierra nuestras ilusiones...De la materia de la belleza...

Los niños persiguen las pompas, los perros persiguen las pompas... juegan a tocarlas una y mil veces hasta que estallan y ellos estallan en un mundo de risas y contoneos de cola. Y toca una y explota, y va hacia otra y explota... pero no importa porque en eso consiste el juego... en quedar exhausto tras correr e impregnarse de los trozos pequeñitos de felicidad. Acabar empapado, manchado y muerto de risa. Ni los niños ni los perros entienden de tensiones superficiales...

Los “adultos” (si puedo llamarme tal) sabemos que las pompas no pueden tocarse, que la belleza es inalcanzable, porque si uno la toca, explota. Algunos dicen que tiene algo que ver con las tensiones superficiales...y no sabría explicar exactamente en qué consiste...me imagino que algo a nivel epidérmico por eso de superficial. Sé que dos superficies epidérmicas en contacto crean tensión y belleza y estallan...no sé si tendrá algo que ver... Pero no creo, porque en el caso de las pompas de jabón nos quedamos extasiados, mirándolas, viéndolas flotar. Y quietos contenemos el aliento, esperando que nada la roce, que nadie nos rompa la magia ni la fantasía de los segundos de vida de la burbuja. Y a pesar de nuestro empeño fracasamos, porque nada hay más efímero que una pompa de jabón.

En un determinado momento choca con el suelo, con una hoja... y explota, o a veces ni siquiera choca con nada, sino se cansa de volar... Y nos quedamos con cara de estúpidos...inquietos... planteándonos ciertas teorías inservibles sobre lo efímero de la belleza, de la vida, de los sueños, del amor... que ni siquiera nos ha alcanzado.

Se acaba el agua, se acaba el jabón, se nos gasta el aliento. Volvemos a casa, llevando a un niño con las manos pringosas que sonríe. Algo de esa belleza se nos pega a las manos y nosotros también sonreímos... es un trozo de inocencia que se nos revuelve dentro. Un trozo de inocencia que nos insta a correr y explotar de vida.

De aquí la primera teoría de la flotación: para uno ser capaz de flotar tiene que reducirse a nada, pesar menos que el aire, saber que puede explotar, querer explotar. Hay que ser un niño, hay que ser perro, hay que impregnarse de vida, de belleza, de sueños y de amor. Olvidar las tensiones. Creer en la magia...

¿crees en la magia? ;)

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