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domingo, 9 de mayo de 2010

De los pronombres (12 dic 07)

Me gustan los pronombres porque guardan puros y solícitos los secretos. Me gustan los pronombres porque dicen mucho hablando realmente poco. Me gustan los pronombres porque tras cada uno de ellos hay una vida, una persona o un conjunto de ellas; porque esconden tesoros enterrados profundamente (de los que ves sólo la cruz que marca su sitio). Me gustan los pronombres porque sin ellos tú dejarías de ser tú y yo no sé quién sería. Me gustan los pronombres porque al apagar la luz (cuando el sol se esconde avergonzado de brillar menos que nuestros ojos) y sobran las palabras, sólo ellos pueden romper el silencio sin quebrar la magia que se esconde entre los espesos cortinajes de las sombras. Me gustan los pronombres...

Yo: ser que es compendio de amor, melancolía y locura
expresión máxima de lo sin sentido,
estación obligatoria de la cobardía,
buscadora de los escondido,
enemiga acérrima del olvido (más si el amor anda por la cercanía)
sonrisa perpetua que a veces desfallece.
Flor escondida que nunca florece,
Prisión de alta seguridad para la palabra donde sufre las más horribles torturas,
locura, locura, locura....
Explosión de los sentidos,
amante de todo lo vivido.
Rondadora nocturna,
pescadora de estrellas.
Enigma sin resolver, esfinge y desierto.
Anatomista de cada recodo de tu cuerpo.
Amante secreta de la libertad.
Águila atrapada por las redes de lo imposible.
Amiga, secreto, lucha, poesía, alma, colores.
Cenicienta sin príncipe y manzana sin veneno.
Misericordia para lo malo, corazón para lo bueno...

Tú: ...Tú...tú sin palabras, sin sonidos
sin más descripciones que un pálpito acelerado,
un suspiro entrecortado,
una verdad a medias.
Tú... genial expresión de lo lejano estando cerca.
Tú, el peor de los pecados, el pecado no cometido.
Desparrame por el suelo de todo lo vivido que no es ya sino pasado.
Tú que das sentido a quien está a tu lado.
Ausencia de tí, vacío.
Pureza de lo impío,
llama del infierno y del paraíso.
Calma de la sed que nunca mi boca satisfizo.
Unidad indivisible de la palabra amor.
Atroz diana de las rimas escupidas por mi alma.
Portavoz de los discursos de mis sueños.
Melancolía, susurro, paz, sosiego, actividad y calma.
Noche estrellada,
príncipe sin zapato,
veloz huida,
garabato
de mis pinceles inexpertos.
No es cierto que no haya palabras para nombrarte, hay una, sólo tú.

Él: lejanía rotunda
aunque a veces cubierta de suspiros.
Miradas de soslayo.
Desconocido o amigo.
Sujeto a veces mencionado con cariño, a veces desinteresado.
Él... lejano, tan lejano...

Ella: quiebre de mi voz,
flor bella que te hechiza.
Epitafio de mis fantasías.
Destino donde mueren tus miradas.
Celos. Espinas clavadas.
Palabras heridas, poesía desgranada.
Ella... pesadilla inhumana...

Nosotros: suma infinitesimal del tú y el yo.
Idioma que se habla sólo con miradas.
Un sueño, un imposible, un quizás mañana.

El vosotros y el ellos mejor los dejo a un lado,
si te busco entre la gente y no estás tú
nada puede interesarme...

Me gustan los pronombres,
también los posesivos,
así nace mi más recóndito deseo:
que yo deje de ser yo y sea contigo.

Me gustan los pronombres...

(Esto es una excepción especial de no publicar nada de mi poesía, lo empecé en la facultad y lo continué en una clase de histología por ello ruego que perdoneís el crimen cometido, atentado contra la palabra. Si publico esta entrada es porque en un inicio no iba a ser poesía y cuando me di cuenta rimaba. Si la copio aquí es porque me apetece compartirla con quienes estaban a mi lado tragándose esa hora interminable. Lamento haberos hecho leer esto. Nada como el aburrimiento para ejercitar la imaginación pero para matar al arte... Besos a todos.

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