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domingo, 9 de mayo de 2010

Oda a la patata (junio 08)

A la patata.
Alimento servil y nutritivo. Feo, lleno de tierra, de piel áspera.
A la patata, que nace bajo tierra y se alimenta de los nutrientes de esa tierra que le ve crecer. Que se baña en su agua, que se impregna en su arena.
A la patata que no crece hacia arriba intentando subir, escalar y llegar al cielo, sino que su importancia reside más allá de lo que puede verse. Que alimenta sus raíces, que guarda sus secretos al sol que da la vida.
A la patata, alimento de pobres. Calma del hambre de quien no tiene otra cosa. Princesa desterrada de la mesa del gourmet. ¿Quién entre la multitud de frutos de la tierra elegiría a la patata? No es llamativa como las naranjas o los limones o castiza como la aceituna. No es exótica como el mango o dulce como el azúcar.
Es sosa sin ningún aditivo (a no ser que se sale o se la meta en salsa).
Pero la patata, que echa raíces pero crece en multitud de tierras, que siempre acompaña a otros alimentos más suculentos y llamativos, esa patata terrosa, rasposa, sin mucho sabor, salvó a nuestros antepasados de morir de hambre: puede que aún siga salvando a gente en muchos diversos lugares del mundo.
A la patata, de la cual había miles de especies a principios del siglo XX y ya sólo sobreviven unas pocas (gracias a las políticas económicas restrictivas de unos cuantos coquitos mundiales, a los que por cierto poco les interesa que ni los vegetales ni las personas crezcan hacia las raíces).
Para ti, alimento de vida...a pesar de tu imagen, a pesar de los prejuicios...porque mientras otros busquen su media naranja: fruto altivo, vistoso, lleno de jugo...algún día yo buscaré mi media patata: donde el alimento esté en el interior, y haya amado la tierra y se haya fundido en un abrazo con ella en lugar de huir hasta las más altas ramas.
¡¡¡¡¡A la papa!!!!! ¡¡¡¡¡A la rica papa!!!!!!!

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